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Bizkeliza 5 Portada 5 “Me gustaría que la visita del Papa incluyera los barrios más castigados de la zona de Alto Trujillo”
21.06.2017

“Me gustaría que la visita del Papa incluyera los barrios más castigados de la zona de Alto Trujillo”

El lunes 19, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha anunciado que el Papa realizará un viaje a Perú del 18 al 21 de enero de 2018. Estos días estará en Lima, Puerto Maldonado y Trujillo. Josetxu Villacorta comparte tarea pastoral en la parroquia de San José (Alto Trujillo-Perú) junto al también presbítero vizcaíno, Aitor Esteban. Cuestionamos a Villacorta por la reacción de la población ante la próxima visita de Francisco.

Todavía no se ha publicado el programa detallado del viaje. ¿Pero cómo se ha recibido la noticia en Perú?
Con positiva ilusión y entusiasmo, típico del pueblo peruano.
Este viaje parece tener un eje claro: Puerto Maldonado y el encuentro con las comunidades indígenas, que viven en situación precaria y delicada en todos los sentidos, y Trujillo, una de las zonas más castigadas por los huaicos o aguaceros torrenciales.
¿Cuáles son las expectativas?
Si la visita del Papa refuerza la solidaridad y el esfuerzo por la superación, y se acerca a los más maltratados por el desastre, será maravillosa. Si se queda en una simple exaltación de emociones colectivas, tendremos una fiesta por todo lo alto y al día siguiente solo será un recuerdo agradable, pronto olvidado. Yo creo que la intención de la Iglesia de Trujillo era recibir al Papa como apoyo para una idea muy querida: declararla como ciudad de la Eucaristía. En voz baja se hablaba de la posibilidad de que viniera en la fecha del Corpus Christi. No va a ser así, porque llegará en enero, y esa primera idea quedará rebasada por el testimonio de estar cerca de las personas que más han sufrido el zarpazo de las tempestades de agua y barro. Nada se pierde con ello. Todo lo contrario. La presencia del Papa se hará sensible en la cercanía y el encuentro con el pueblo que más ha padecido, que, al fin y al cabo, son aquellos con los que Cristo se identifica. Si en la confección de los detalles del viaje se incluyera la visita a los barrios más castigados del Alto Trujillo, estaríamos presenciando el acto más significativo del viaje: pisar y hablar desde el suelo de tierra y piedra que miles de trujillanos recorren cada día y que hace unos meses fue el escenario de toda clase de pesadillas.
¿Cuál es la situación actual tras el desastre natural?
El panorama, al día de hoy, quizá sea más complicado en la zona de Piura, donde a los huaicos han sucedido los temibles casos de dengue, que han llevado a la muerte a docenas de habitantes de esa región. Los destrozos son más visibles y las comunicaciones peores en esa zona norte. Otras zonas del sur, como Huancavelica y otros lugares, han sido duramente golpeadas por las tormentas.
Trujillo tiene en estos momentos todas las comunicaciones por tierra y aire abiertas sin mayores dificultades. Todavía sigue siendo una tortura transitar por bastantes calles, que hace meses tenían asfalto y hoy presentan un piso jalonado por innumerables agujeros de diversos tamaños y profundidad. Son verdaderos rompemuelles, como los llaman por aquí.
Y el pueblo ¿ha recuperado el ánimo?
Al margen de las secuelas de las riadas de barro y agua, la ciudadanía ha recobrado el ritmo de vida, las muestras de solidaridad han sido enormes y la gente se adapta poco a poco a los ritmos de la vida diaria. El tema de fondo sigue sobre el tapete: esta ciudad carece de alcantarillado y la próxima crisis será tan terrible o más que la pasada. Las obras de infraestructura elevan el presupuesto de su ejecución a cifras astronómicas y mucho me temo que no se hará nada de lo que es urgente realizar.
Pero el pueblo olvida lo que puede ocurrirle a corto o medio plazo y se entrega con facilidad a las fantasías y a los sueños más edulcorados.
Trujillo es la segunda ciudad del Perú por el número de habitantes. Deseo de corazón que esta visita supere a gran altura las expectativas “religioso-folclóricas” y se lleve a cabo como una verdadera, profunda y cálida manifestación de fe que el pueblo peruano necesita y merece.