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19.09.2020
Goian bego!

Ha fallecido Carmelo Ibarra, que fue canciller de la Diócesis y Deán del Cabildo Catedral

Este pasado jueves, 17 de septiembre, falleció en Bilbao, a los 87 años de edad, el presbítero diocesano Carmelo Ibarra Sarrionandia-Ibarra. Su funeral tendrá lugar el lunes, día 21, a las 19:00 h., en la basílica de Begoña, presidido por el obispo auxiliar de la Diócesis, Mons. Joseba Segura, que de niño fue monaguillo de Carmelo Ibarra en la parroquia de Rekalde.

Carmelo Ibarra nació en Bilbao el 2 de julio de 1933. Ordenado presbítero en la basílica de Begoña en el año 1958, tuvo su primer destino como coadjutor de Aranguren. Posteriormente fue coadjutor y más tarde párroco de la parroquia de Ntra. Sra. del Rosario de Rekalde y moderador del equipo presbiteral de Rekaldeberri. Tras un periodo de estudios en Salamanca (1977-79) recibió el nombramiento como responsable de la sección de Patrimonio de la Curia y Asesor jurídico. Entre 1979 y 1983, ejerció como juez prosinodal y de 1980 a 1987 perteneció al Consejo diocesano de Administración.

Desde 1990 a 2008 fue Canciller de la Curia Diocesana y delegado episcopal para asuntos administrativos y jurídicos de la Curia. Entre 1987 y 2008 fue miembro del Consejo diocesano de Asuntos Económicos. En 1983 recibió el nombramiento de Juez diocesano; en 1993, canónigo de la Catedral y en 2005, Deán de la Catedral de Santiago y en ese periodo también fue miembro del Consejo Presbiteral.

Ante el fallecimiento de Carmelo Ibarra, el actual Deán de la Catedral, Luis Alberto Loyo, expresa su pesar a sus hermanas «a las que tan unido estuvo siempre, y en especial en esta última etapa de su vida». Loyo conoció a Carmelo Ibarra en el año 1992 «cuando siendo seminarista se me envió en la fase pastoral a la parroquia de El Salvador y al Sector Artxandape. Colaboraba en esta parroquia y siempre se mostró acogedor, amable y cercano. De hecho fue con él con quien pronuncié mi primera homilía una vez ordenado Diácono. Después le traté mucho más al ser los dos del Cabildo Catedral, y como compañeros en el ministerio al servicio de la Iglesia Diocesana. Siempre mostró una gran entrega en el ejercicio de su labor como Canciller de la Curia, y en todo era afable y muy discreto. Su pérdida, además de provocar un vacío muy grande entre sus hermanas, también va a ser sentida por todos nosotros. DEP»

Apoyo y confianza

Una de sus colaboradoras más cercanas durante años, la notario eclesiástico de la Diócesis Nerea Basterretxea, muestra su pena por el fallecimiento de Carmelo al que tuvo “mucho cariño” y del que resalta “su apoyo y su confianza”. Dice que como persona era encantador y como jefe muy bueno “más que un jefe, un buen compañero”. Ambos trabajaron codo a codo durante mucho tiempo. Ella comenzó en el departamento de Secretaría General y posteriormente pasó a depender directamente de Ibarra en la Cancillería y tras la jubilación de Luis Lasuen, el notario anterior, Basterretxea pasó a ser designada Notario Eclesiástico y «siempre» se sintió apoyada por él Carmelo –dice- se desvivió por mí y porque aprendiera y me enseñó muchas cosas, sólo tengo palabras de gratitud hacia él. Yo le machacaba a preguntas y el pacientemente atendía siempre”.

El actual vicario general de la Diócesis, Félix Alonso, sucedió a Ibarra en la cancillería “Yo lo percibí sencillo –dice Alonso, competente en su tarea y delicado en su realización”.

Un adelantado en el ámbito de la archivística

Por su parte, la directora del Archivo Histórico Eclesiástico de la Diócesis, Anabella Barroso, explica que Carmelo Ibarra fue un adelantado en el ámbito de la archivística eclesiástica. “Como canciller, mostró especial preocupación por lo que denominaba ´documentación moderna´ generada en el siglo XX en todo tipo de soportes por los diversos organismos diocesanos, y propuso la creación de un organismo autónomo para coordinar y supervisar todos los archivos de la diócesis, sentando así las bases para la creación del Servicio Diocesano de Archivos en 1997. Para mí –añade- fue de gran ayuda en los inicios, por la visión de conjunto y su capacidad de organización y flexibilidad para aceptar los cambios que conllevaban la digitalización e informatización». 

En 2011, Ibarra recibió un homenaje por parte del Obispado, por su impulso a la creación del servicio diocesano de archivos y su tiempo como canciller.

QEPD

Carmelo Ibarra.