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11.01.2018
Su próximo destino será Donostia

El capuchino Joseba Bakaikoa relata su experiencia en la Amazonía

El capuchino de la comunidad de Otxarkoaga, Joseba Bakaikoa ha regresado de su estancia de cinco meses en Ecuador para partir a Madrid. Durante los próximos seis meses realizará allí una formación y a la vuelta, se irá a vivir a la comunidad de la orden, en Donostia. No se despide del todo de la Diócesis, ya que se ha traído mucho material narrando su experiencia y quiere mostrarnos la herencia que dejaron los misioneros Alejandro Labaca e Inés Arango en aquélla zona.

¿Por qué a Ecuador?

Quería experimentar lo que supone vivir en una realidad totalmente distinta a la de Otxarkoaga y en la que mis hermanos capuchinos llevan, en una entrega preciosa, desde 1954.

¿Con qué palabra definirías la experiencia?

Gozo. Gran parte de estos cinco meses he estado en la provincia de Orellana (Aguarico). Es una provincia enclavada en la selva llamada de la Amazonía. Es una tierra riquísima en petróleo y árboles, en gran parte desconocidos para nosotros: cedro, samona, ceibo, caoba, canela, guayacán. El cacao, el plátano –de diversas clases- y toda la variedad de frutas que nos podamos imaginar son producidas en gran cantidad en esta tierra.

¿Cuál es la situación de las comunidades en la zona?

El que la selva sea tan pródiga está suponiendo su perdición. Grandes compañías petrolíferas están extrayendo el petróleo en más de 360 lugares de esta inmensa selva y trayendo con ello la destrucción por medio de trochas, caminos y derrame de petróleo, además de que cada pozo tiene su mechero –un gran tubo del que día y noche sale fuego, acompañado de substancias perniciosas para la salud-. Aguarico y Sucumbíos, que son las que más dinero aportan al país, son injustamente las más pobres de Ecuador y al mismo tiempo, las que presentan mayores índices de cáncer, debido a la polución producida por dichos mecheros. Además de esto, grandes compañías madereras arrasan cortando árboles en gran cantidad y dejan esquilmada la selva.

Ahora en Madrid ¿Te despides de la comunidad de Otxarkoaga?

Hasta el mes de julio voy a estar en Madrid en un curso de Franciscanismo, pues los Capuchinos lo somos y es necesario realizar este parón para ver por dónde debemos caminar. Cuando acabe voy a vivir en la comunidad que tenemos en Donostia. Es una fraternidad de hermanos muy mayores y con ellos viviré. Tenemos una iglesia de culto en la calle Okendo, en donde, si alguien quiere pasar por allí, será muy bien recibido. Pero, por otra parte, quiero hacer una campaña para dar a conocer en Euskal Herria quienes fueron Alejandro Labaca e Inés Arango y animar a la gente que pueda mostrar interés, lo que puede hacer en aquella tierra bendita de Aguarico.