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27.10.2014

Bidesari cumple 20 años

BIDESARI es una entidad sin ánimo de lucro que nació de la Pastoral Penitenciaria de la diócesis de Bilbao en 1994. Ahora celebran su vigésimo aniversario. “Creemos –recalcan sus responsables- en la capacidad de cambio de la persona y, por eso, la acompañamos durante su proceso de incorporación social con una propuesta individualizada y adaptada a sus propias necesidades, tanto dentro como fuera de prisión”.

Hemos hablado con Oscar Jiménez De La Fuente, director de la Asociación Bidesari sobre esos 20 años de historia. ¿Nos la podrías resumir con los hitos principales de vuestras actuaciones?
Son 20 años impulsados por una misión que es la de responder desde una espiritualidad cristiana a las necesidades cambiantes de las personas presas trabajando su educación e incorporación social. La andadura comenzó en octubre de 1994, como respuesta a la necesidad detectada por los miembros de la Pastoral Penitenciaria de Bizkaia de desarrollar una labor de intervención con las personas privadas de libertad; fue entonces cuando se constituye la Asociación Bidesari, aunque hasta octubre de 1995 no se abre el Piso de Acogida “Aldatzen” para dar respuesta al problema de la adicción a sustancias que presentaba la gran mayoría de las personas presas.
En los inicios de 1998 se pusieron en marcha varios proyectos, se empezó a trabajar en la prisión de Basauri con los grupos que llamamos de responsabilización (intervención psicoeducativa); se comenzó con el Piso de Reinserción “Berrituak”, así como con el programa de animación sociocultural y deportiva.
En 1999 se ampliaron las actividades de Bidesari con la puesta en marcha de los grupos de Responsabilización en la prisión de Nanclares de la Oca. En 2000 se realizaron las primeras salidas programadas de fin de semana con los internos de las prisiones de Basauri y Nanclares de la Oca, y en junio de 2001 se abrió Topaleku, un Centro de Encuentro  Ocio y tiempo libre.
En 2004: Se empezó a realizar una intervención educativa con personas inmigrantes en el interior del centro penitenciario de Basauri y en el Nanclares de Oca, atendiendo al incremento de población inmigrante presa ante la falta de recursos existentes para este colectivo.
En 2006, se abrió el recurso residencial “Hedatu”, destinado a personas inmigrantes excarceladas que carecen de apoyo familiar y de recursos y que facilita que puedan disfrutar de beneficios penitenciarios que sin él no serian posibles.
En 2012 ante la realidad de las mujeres en prisión desarrollamos un proyecto de intervención con mujeres presas. Un atención tanto a nivel individual como grupal que pretende en las mujeres la preparación y capacitación para la vida en libertad, para su incorporación social.
También se crea el Servicio de Apoyo a la incorporación social que atiende a aquellas personas que habiendo terminado su proceso requieren de acompañamiento jurídicos, psicológico y/o educativo.
La primera celebración será mañana miércoles ¿qué habéis organizado y para quiénes?
Hemos organizado un encuentro en la Sala Rekalde de Bilbao, a las 18:00 h, con el objetivo de comunicar que estamos de aniversario y que eso ya es motivo para encontrarse todos aquellos que de distintas maneras se identifican con lo que hacemos y se quieran sumar a este acontecimiento. También es un encuentro abierto a todas las personas que nos quieran conocer. Lo hacemos en la Sala Rekalde porque ellos vienen colaborando con nosotros desde hace tiempo llevando el arte adentro de los muros de la prisión de Basauri. El miércoles 29 daremos a conocer lo que desde Bidesari hacemos y lo haremos de un modo un poco original, de la mano de la exposición fotográfica de Lynne Cohen; también daremos a conocer el nuevo plan estratégico que hemos elaborado para los próximos años y finalizaremos el encuentro compartiendo un pequeño lunch.
¿En estos 20 años ha cambiado el perfil de las personas presas?
Nos hemos ido encontrando ante un colectivo cada vez más vulnerable; las personas presas proceden en su mayoría de situaciones de grave exclusión social y la gran mayoría acaba en prisión como última etapa de su espiral de exclusión. En estos años también hemos ido percibiendo en las personas que acompañamos un mayor deterioro cognitivo y un mayor número de personas con algún trastorno mental y trastornos de personalidad. En las personas con adicción a sustancias también percibimos un mayor deterioro por el tipo de sustancias que se consumen y una alta comorbilidad con patologías mentales.
A lo largo de estos años también se ha ido incrementando el número de personas inmigrantes en prisión cuya situación de irregularidad administrativa, les va abocando a la marginalidad y al delito y quienes presentan una especial situación de vulnerabilidad.
También en las mujeres que a menudo han sido víctimas de violencia de género o sexual presentan una situación de salud mental y física muy deterioradas.
¿Qué está ocurriendo para que mientras en algunos países han comenzado a cerrar cárceles aquí quieran abrir nuevas?
Ocurre que aquí las políticas públicas han ido recurriendo al endurecimiento del sistema penal, a pesar de no ser la respuesta ni más justa, ni más eficaz de resolver los problemas sociales. Como consecuencia de ello, el número de personas privadas de libertad en el Estado y en Euskadi ha aumentando de manera importante en los últimos años, presentando una de las tasas de encarcelamiento más altas de Europa. Lo más grave es que el incremento del número de personas que se encuentran privadas de libertad no tiene una correlación directa con el incremento del número de delitos. De hecho España presenta una tasa de criminalidad (número de delitos por habitante), inferior a la media de los países europeos. Puede afirmarse, por tanto, que se abusa de la aplicación de la prisión y de su previsión como respuesta a determinadas situaciones y conflictos sociales, sin que ello venga justificado por razones de seguridad ciudadana, merced a una política criminal la cual se aplica con toda su crudeza sobre los sectores más desfavorecidos que son los que pueblan las prisiones.
Creemos que frente a la vigilancia y control en las prisiones hay una escasez de recursos que garanticen la reinserción social; se habla de una voluntad por potenciar el régimen abierto, sin embargo, su implantación práctica aún es muy escasa; y habría que potenciar las medidas alternativas a la prisión.
¿Agradece la gente en prisión vuestra presencia? ¿Son más los que se os acercan o los que os rechazan?
En general la gente nos conoce y valora; son 20 años y el estar ahí, el permanecer junto a…; acompañando personas y procesos es algo que las personas necesitan y que por supuesto la mayoría agradece; la gente se acerca, valora la profesionalidad de nuestra atención e intervención y lamentablemente no podemos llegar a responder a todas las necesidades que se dan.
¿Qué valor tiene el voluntariado en vuestra organización?
Muy grande; el voluntariado forma parte de la identidad de Bidesari; la solidaridad y la transformación social son notas que desde el origen han estado presentes y en las que hemos buscado la participación e implicación de la gente. Actualmente son alrededor de 50 las personas voluntarias las que colaboran de diferentes maneras con lo que hacemos. La apuesta por el voluntariado nos ha llevado también  a participar de un modo activo en los espacios y estructuras que lo construyen e impulsan, concretamente en el Consejo Vasco de Voluntariado, y el Grupo permanente de trabajo; así como en la agencia de voluntariado, Bolunta.

Óscar Jiménez